domingo, 28 de septiembre de 2008

Leyenda del Coquena y el Ucumar

¡Seguimos sumando amigos! Son los chicos de la Sala Naranja y su seño Liliana, del jardín "Walt Disney" de la ciudad de Buenos Aires. Ellos nos enviaron sus trabajos, los cuales realizaron a partir de una leyenda del norte de nuestro país.

Allí, según cuentan los chicos, hay muchas llamas y hay cazadores que quieren matarlas. Pero esta vez, algo pasó... ¿Quieren saber qué? ¡Leamos juntos la reseña de este relato del COQUENA y el UCUMAR!

¡Gracias Sala Naranja y seño Liliana!

El escenario es La Puna, las montañas, el desierto árido y la belleza majestuosa de las montañas coloridas. COQUENA (el dios pequeñín defensor de la naturaleza) y UCUMAR, (una especie de monstruo tipo "Pie grande" o "Abominable hombre de las nieves") se unen para enfrentar a los cazadores que, por gusto, están diezmando la población de llamas y guanacos del lugar.


LEYENDA DEL COQUENA Y EL UCUMAR

Mis montañas, mis valles, mi cordillera y mi puna, aquí entre murallones mágicos y oscuros desfiladeros lugares donde pocas veces ha pisado la suela humana. Aquí vive el Coquena ,son pocos los que han visto al Coquena, el es un dios enano que viste y calza como los cholitos que arrían las vicuñas en el valle. Tiene el poder de hacerse invisible para llevarse las llamas cuando el pastor las trata mal. Tiene una mano liviana de lana para cuidar a los animales de la puna, y otra pesada de plomo para castigar a los cazadores.
Una vez tres cazadores querían matar a las llamas que encontraran…y allí se encontraron con una pequeña e indefensa llamita que venia con el Cholito y les dijo:
-Miren que no solo anda por aquí el Coquena que es un dios que no puede nada contra las armas de fuego, también anda el Ucumar.
-Y ese quien es preguntaron los cazadores?
-Es un gigante que habita las montañas y a su paso la tierra tiembla, le contesto el cholito, y se escondió entre las rocas con su llamita antes que los cazadores pudieran dispararle.
-Vamos hasta donde esta Coquena, que allí debe de haber cientos de llamas para matar, dijeron los cazadores.,y se internaron en las montañas.

Y si, allí estaban en el valle cientos de llamas arriadas por el dios enano y su silbido…Los cazadores apuntaban entusiasmados y allí apareció Coquena.
…Si quieren llevar la llama, no va poder llevar la llama….
Los cazadores siguieron porque el Coquena no puede nada con las armas de fuego….
Pero en eso sintieron unos pasos que hacían temblar la tierra, no podían creerlo, era el Ucumar... un gigante que venia en ayuda del Coquena y los cazadores corrieron tan rápidamente que nunca mas se los volvió a ver por allí
Y así fue que un antiguo ser mitológico fue ayudado por otro que conoce mejor como enfrentar los tiempos que corren..

SI QUIEREN ESCUCHAR LA LEYENDA DEL COQUENA PUEDEN HACER CLIC AQUI BAJAR CON EL MOUSE Y COLOCAR AUDIO 2 EL RELATO Y 3 EL CARNAVALITO...

Extraída de http://www.libertablas.com.ar



miércoles, 24 de septiembre de 2008

Leyenda de los Delfines

Seguimos sumando amigos que quieren participar de nuestro proyecto. En esta oportunidad son los nenes de la sala fucsia del jardín Walt Disney de Buenos Aires y sus seños Cecilia y Lucía. Ellos nos enviaron la leyenda de los Onas sobre la aparición de los primeros delfines, es muy linda y la comparten con nosotros.
Gracias chicos y seños de la sala fucsia.

Leyenda de los Delfines

Cuentan los viejos cuentacuentos del Sur, de muy, muy al Sur... De lo más al sur del mundo... que los antiguos habitantes, que se llamaban selknam y que hoy conocemos como Onas, cuando veían a lo lejos, en el mar, acercarse una ballena, acampaban en la playa durante varios días porque eso significaba comida y alegría por mucho tiempo. Y entonces, para calentarse, prendían un lindo fuego.
Pero aquella vez no se trataba de una ballena, sino de un barco! Eran los españoles que estaban cumpliendo la hazaña de dar la vuelta al mundo por primera vez. Y mirando la costa no dudaron al poner el nombre a la nueva tierra: Tierra del fuego!
Desde la costa, una familia ona decidió acercarse a los visitantes en canoas a darles la
bienvenida.
-Atrapadlos! _rugió el capitán del barco- Servirán para diversión de los reyes en la corte!.
Y así la familia Ona fue hecha prisionera. Pero no todos en el barco estaban felices con esto, y, en medio de una feroz tempestad, un grumete llamado Miguel, los ayudó a escapar, y mientras los españoles temblaban de miedo porque creían haber llegado al fin del mundo, los Onas se arrojaron al mar para llegar nadando hasta sus playas. _ Preferimos nadar, antes que ser esclavos...
Pero el mar es inmenso, y por más que nadaran muy bien, nunca llegarían. Así que algo pasó, algo fantástico, algo increíble: Los Onas se transformaron en los delfines!
Si! Así nacieron los primeros delfines! Nadan como peces, pero respiran y piensan como personas, y, como los Onas, viven y crecen juntos, ayudándose en una gran comunidad.


Y vos...¿te animás a enviar la tuya? Hacelo a esta dirección.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Leyenda del Sauce Llorón

¡Tenemos unas amigas nuevas que participarán en nuestro Blog!

Ellas son las nenas de sala de 5 del Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, de la provincia de Santa Fe, quienes junto a su seño Silvia nos han enviado una leyenda y sus dibujos.

¡Nos encanta que participen! ¡Gracias!


El Sauce Llorón
Rosaura era una paisanita muy bella y coqueta, de talle espigado, cabellos renegridos que ataba en dos largas trenzas, ojos almendrados del color de la miel a los que orlaban larguísimas pestañas, boca carnosa y carmesí que invitaba al beso. Su hermosura no tenía rival en toda la comarca.
Todos los mozos del pago la pretendían y ella jugaba con ellos, les daba esperanzas y luego se burlaba cruelmente de sus enamorados sin importarle el mal que les hacía.
El que más la amaba era Rosendo, un peón trabajador y callado que cuando la encontraba, la miraba a escondidas, pues no se animaba ni siquiera a saludarla.

Acostumbrada a los piropos de sus admiradores, Rosaura se sintió molesta ante lo que creía indiferencia de Rosendo y se propuso conquistarlo.
La ocasión se le presentó en un baile; Rosendo desde un rincón observaba cómo se divertían los demás. Al llegar la paisanita se dirigió hacia él y lo invitó a bailar.
Los oscuros ojos del muchacho adquirieron el brillo de distantes constelaciones y en su corazón comenzó a sentir el canto de los grillos.
Poco, muy poco duró su alegría. Llegó al baile un forastero rubio y muy apuesto; sus azules ojos miraron con insistencia a Rosaura y la coqueta dejó plantado a Rosendo y buscó al recién llegado para bailar.
El peón despreciado se quedó estremecido de vergüenza y las risas socarronas y las burlas cayeron sobre él.
Humillado, Rosendo huyó como fiera perseguida hacia la costa, trepó a una canoa y comenzó a remar río arriba.
Rosaura arrepentida de su mal proceder, iba todas las tardes al río con la esperanza de verlo regresar; sin saber cómo ni por qué la triste mirada del peón había quedado grabada en sus retinas. Sentía un atroz remordimiento y ganas de abrazarlo y decirle que lo amaba.


Una noche divisó una canoa; su corazón latió cual un poncho salvaje que flamea al viento pero la canoa estaba vacía; en su interior, como una nota fúnebre, el sombrero de Rosendo; así comprendió entonces que jamás regresaría. Quedó como petrificada por el dolor, las lágrimas como densa neblina opacaron sus ojos y sintió que se iba transformando en un árbol que hundió sus raíces en la costa.
Este es el origen del sauce llorón cuya copa verdinegra se inclina en triste actitud hacia la tierra y que despide una tina llovizna que no es otra cosa que las lágrimas de Rosaura quien en su nueva forma aún continúa llorando la ausencia que quien tanto la amó y vio sus sueños abatidos por la juvenil inconsciencia de su coquetería.


Fuentes Documentales
Ceresole de Espinaco, Zunilda. 2006 Santa Fe y sus Leyendas

Ediciones Parque del Sur







domingo, 7 de septiembre de 2008

Leyenda de la Flor del Ceibo

Las Mariposas nos enviaron la Leyenda de la flor del Ceibo y nosotros, los Caballitos de Mar, vimos sus dibujos a través de su blog. Cuando la escuchamos, nos gustó, aunque nos pareció un poco triste... Buscamos en biblioteca una fotografía del Ceibo para observar como es la flor y nos pareció muy linda.
Ahora nos toca a nosotros, regalarles la presentación con nuestros dibujos... ¡Que la disfruten!


Anahí era la india más fea de la tribu guaraní, pero su voz tenía la más bella de las sonoridades. Su humilde choza estaba a orillas del inquieto Paraná.
Habiendo caído prisionera en una de las frecuentes incursiones de sus indios, fue condenada una noche a morir en la hoguera, por haber dado muerte al centinela que la vigilaba. La horrible sentencia se cumplió y cuando las llamas habían comenzado a quemar su cuerpo, algo extraño se notó en él. Los verdugos huyeron espantados, pues la delicada figura y el árbol al que había sido atada se agitaban como nunca antes habían visto.
A la mañana siguiente, los indios no hallaron rastro alguno de la muchacha en la hoguera; sin embargo, notaron que en el lugar se erguía un inmenso árbol de flores purpurinas. Habían nacido el ceibo y su flor, que encarnaba a la india y a su tribu. Es la flor triste y solitaria de la veneración –ha dicho alguien– y en su forma viva palpita una oculta ternura. El alma de Anahí, la reina fea de la dulce voz, anida en la flor del ceibo.